Reseña: Ana, la de Avonlea, L.M.Montgomery

02 Ana, la de Avonlea

Título: Ana, la de Avonlea
Autor: L.M.Montgomery
Traducción: Elena Casares Landauro
Ilustraciones: José Gabriel Espinosa y Antonio Cuesta
Editorial: Toromítico (Almuzara)
ISBN: 984-84-15943-15-0
Año de publicación: 2015
Género: Infantil-Juvenil, Literatura Universal
2º de la saga Ana, la de Tejas Verdes

Sinopsis

Desde que llegó a Tejas Verdes siendo una imaginativa niña pecosa de 11 años, que a pesar de su facilidad para meterse en líos se ganó el cariño de toda la gente de Avonlea, Ana se ha ido haciendo mayor y llega ahora el momento de convertirse en una joven mujercita. A sus dieciséis años ha madurado mucho, aunque gran parte de ella sigue siendo tan rebelde como su rojo cabello.

En Ana, la de Avonlea, el tierno personaje creado por la canadiense L.M.Montogmery se enfrenta a nuevos retos como maestra de la escuela y fundadora de la Sociedad de Fomento de Avonlea, sociedad juvenil pensada para la mejora del lugar. Su imaginación y su vitalidad seguirán haciendo que se vea envuelta en divertidos malentendidos y nuevos problemas que tendrá que resolver. Mientras Ana Shirley se convierte en mujer, sus aventuras y ocurrencias nos divertirán y tocarán nuestro corazón.

*Gracias a Toromítico por la colaboración.

  

Mi opinión:

Ana ha decidido quedarse en Avonlea para acompañar a Marilla y ayudarla con las labores de casa, de manera que la mujer que la adoptó no fuerce su vista hasta perderla. Durante ese tiempo Ana será la nueva maestra de la aldea y ella tiene muy clara su manera de proceder: se ganará el afecto de todos sus alumnos y jamás tendrá que usar la violencia con ellos.

Sin embargo, el destino les tiene reservado a las habitantes de Tejas Verdes nuevas sorpresas y es que tendrán que hacerse cargo de dos mellizos de seis años que son familiares lejanos de Marilla. Aunque Ana está encantada con la idea, Marilla sufre con todas las diabluras del pequeño Davy, que no es capaz de ser bueno porque por mucho que lo intente eso es mortalmente aburrido.

Y aquí me veis, leyendo la continuación de esta saga que me está gustando mucho más de lo que hubiera esperado nunca.

En este libro vemos como Ana va creciendo, aunque se resiste un poco trata de ser más madura, buena maestra y buena amiga. No tiene prisa por hacerse mayor y tiene muy claras sus prioridades, pero eso no evita que su manera de pensar vaya cambiando y la lleve al mundo de los adultos.

[Extracto del libro]

—Yo nunca podría azotar a un niño —dijo Ana con igual decisión—. No creo en ello en absoluto. La señorita Stacy nunca nos azotó y mantuvo siempre un orden perfecto; y el señor Phillips siempre estaba haciéndolo y no logró mantener el orden. No, si no consigo arreglármelas sin dar azotainas renunciaré a enseñar en la escuela. Hay mejores maneras de tratar a los alumnos. Trataré de ganarme el afecto de mis alumnos y ellos querrán hacer lo que yo les diga.

—Pero supón que no lo hacen —dijo Jane, pragmática.

—Pues no les azotaría de todos modos. Esto segura de no haría ningún bien.

Es muy interesante ver esta evolución en Ana, aunque sigue siendo tan particular y querida como siempre, es una delicia verla evolucionar. Por su parte, creo que la autora ha sido muy hábil al incluir a los mellizos en esta historia, porque así no se pierde el factor infantil que tan bien sabe manejar.

Davy no se parece mucho a Ana cuando era una niña, le encanta hacer trastadas, a pesar de que intenta no hacerlas. Todas sus ocurrencias nos sacan una sonrisa y creo que Montgomery tiene un don para el vocabulario y la manera de pensar infantil.

Continuarán las meteduras de pata de Ana, sus aciertos, sus temores y conoceremos nuevos y tiernos personajes. Puede que lo que más atención me haya llamado de la historia además de los gemelos es que ya aquí asoma un poco esa Ana más mayor, se avecinan cambios y me he quedado con las ganas de saber cómo le a Ana ahora que es más consciente de las cosas.

[Extracto del libro]

Hannah Bell quería «ser buena sin tener que molestarse en conseguirlo». Marjory White, que tiene diez años, quería ser viuda. Cuando le pregunté por qué, me dijo gravemente que si una no se casa la gente la llama solterona, y si se casa, el marido le da órdenes; pero siendo viuda no habría peligro ni de una cosa ni de la otra. El deseo más destacable fue el de Sally Bell. Ella quería una «luna de miel». Le pregunté que si sabía lo que era y ella me dijo que pensaba que era un tipo de bicicleta especialmente bonita, porque su primo de Montreal se fue de luna de miel cuando se casó y él siempre tenía bicicletas último modelo.

Me ha encantado volver al encanto de Avonlea, que a los lectores de hoy nos permite conocer también un poco cómo se vivía en la época en una aldea canadiense y eso es un punto muy a favor para mí, que siempre tengo curiosidad.

La edición sigue el patrón de la anterior y eso me gusta, porque hay homogeneidad, pero es fantástico que vuelvan a incluir las ilustraciones interiores, le dan un toque diferente y especial al libro.

Para mí ha sido un placer volver a ver a estos personajes y aunque no cuenta con la acción que pueden tener otras novelas juveniles e infantiles de hoy en día, tiene algo especial que nos atrapa, que nos hace sentir ternura y que las páginas se pasen volando, supongo que eso es una muestra del éxito que estas historias han tenido por años.

Si os da curiosidad y os apetece, os animo a darle una oportunidad a Ana Shirley, merece la pena.

Una continuación que nos lleva de nuevo al maravilloso mundo de Avonlea, donde tenemos a una Ana más mayor, que despierta igual ternura y afecto en todos, y que no deja de ofrecer vivencias divertidas y especiales.

Muy recomendable